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Asociación

Hace unos años publicamos esta entrada en otro blog, pero pensamos que estas cosas siempre son importantes saber. Os dejamos la entrada con alguna modificación respecto a los GPS, ya que la tecnología ha mejorado mucho.  

«Hace algún tiempo que estamos soportando un virus que, poco a poco, se está apoderando de nuestra ciudades receptoras. Un virus al que, entre todos, tenemos que poner medio. Nos referimos al de los perros que se escapan de las casas de acogida o de los adoptantes cuando prácticamente están recién llegados.  

No pongo en duda en absoluto la  buena fe de estas personas o asociaciones que se dejan la piel. De aquellos que sufren este sinsentido en el corazón del desastre y que muy a menudo se ven desbordados; pero a veces, más que darle una solución, en algunos casos y cada vez con más frecuencia, lo que se  hace al final es trasladar el problema.

Son muchas las asociaciones que luchan prácticamente sin recursos para llevar a cabo un trabajo exquisito. Ya en el año 2014 se cifró el número de galgos abandonados en unos 50.000 al año. Otras asociaciones hablan de unas 600 adopciones anuales. Cogiendo los datos de la web de Galgos de la Mancha, hablamos de más de 500.000 galgos en manos de unos 190.00 galgueros federados. 

No doy estos datos para magnificar el tema sino porque cada vez que una asociación se mueve para salvar a uno de estos animales, tiene que hacer grandes esfuerzos económicos y humanos como para que después caigan en manos de personas que o bien no saben lo que es un perro con miedo, o bien se lo toman a la ligera y por lo tanto no prestan la debida atención a todas las advertencias y pautas que se les proporcionan.

Esto ocurre especialmente con galgos y podencos, y es importante que se sepa que después de un accidente de este tipo se pueden tardar semanas y hasta meses en recuperarlos, ya desde que se forma un grupo de rescate, pasando por la localización del perro y posterior rutina para poderlo rescatar, se invierte en toda una serie de recursos, tanto económicos como humanos, que son perfectamente evitables. 

 

Posteriormente podemos revaluar si el adoptante es apto o no, y retirarle el perro haciendo uso del contrato de adopción en el cual la cláusula que compete al bienestar del animal está por encima de todo.

Visto que alguno de los adoptantes dejan a la suerte la buenaventura del perro cuando lo sueltan, desde aquí voy a poner un poco de mi parte para intentar que, en la medida de lo posible, los rescates no sean tan largos y costosos.

La tecnología pone a nuestro alcance sistemas de localización vía GPS. Bien es cierto que estos sistemas en algunos casos trabajan bajo unas plataformas de pago, y que se han de abonar cuotas para mantener el servicio que rondan los 50 €/año, con una cobertura y ubicación a tiempo real que proporcionan información  instantánea a través de la aplicación de móvil gratuita a la cual va asociada.

Existen también en el mercado otros aparatos más económicos pero que no están muy logrados y son poco ergonómicos por lo que resultan incómodos para nuestros compañeros. Funcionan a través de una tarjeta SIM que puede ser de prepago (hay que tener cuidado con la caducidad de la misma), que funciona con una llamada de teléfono a la tarjeta y ésta nos devuelve a través de SMS un enlace de Google Maps con la ubicación en ese determinado momento. 

Quizá podamos pensar que estos primeros pueden resultar demasiado costosos, pero os aseguro que buscar, localizar, crear rutinas y rescatar un animal perdido es mucho más caro que cualquier equipo de estas características por no hablar de la posibilidad de perder a nuestro perro para siempre.

No hace falta decir que cuando tienes un perro miedoso, ya sea de la raza que sea, lo que prima es la seguridad: arnés antiescape adecuado y de calidad combinado con un collar martingale. Aconsejamos también  utilizar correas con mosquetones fuertes y, ante la duda, añadir mosquetones con rosca de seguridad de los que se usan en alpinismo y que se encuentran fácilmente en grandes superficies dedicadas a la venta de material deportivo. Tan importante como los elementos físicos de seguridad es coger la correa con firmeza, ya que su vida le va en ello. Por supuesto, las correas extensibles están absolutamente prohibidas, ya que en caso de dar un tirón el perro escuchará como la caja va golpeando el suelo lo que le asustará aún más hasta bloquearse, corriendo cada vez más rápido sin atender absolutamente a nada, con el riesgo que esto conlleva. Además, aconsejamos complementar la seguridad con un dispositivo GPS como el explicado en este artículo.

¿Parece exesivo?

No lo es. Haz la prueba.

Un último consejo, si tienes un perro con miedos de entrada no se te ocurra soltarlo nunca, por muy tranquilo que parezca, por muy bien que pasee, por muy obediente que sea en casa. 

Lamentarnos después ya no serviría de nada”.

Albert Beigbeder



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